viernes, enero 14, 2011

La concheta y el faloperito.


-¿Te acordas cuando escribí tu nombre en la pared?

De un amor truncado se sale con otro amor que cure esa desgracia del destino. De un amor que te patea las tripas no se sale tan fácil y el dolor que eso provoca puede llegar a durar muchos años, incluso toda una vida. Es eso, o escribir en una pared lo que sentís, gritarlo bien fuerte y levantar bandera de guerra contra la puta que te hizo creer que te quería.

Rubia, coqueta, concheta y con esos ojos que te enamoran pero que son tan venenosos que te ciegan el alma. La dulzura la tenías pero era una mentira, tu lengua siempre fue mucho más filosa que tu corazón. La chica buena y el faloperito, nunca podríamos haber encajado, igual era una linda historia. Pero como siempre, el pasado te juega en contra y te deja mal parado para que las harpías hablen de vos y te desnuden el alma sin saber que sentís.

Mírame a los ojos, no mires mis marcas. Si te digo que doy la vida por vos lo hago, no tengas dudas, soy hombre de palabra. Me enfrente a todos para que veas que era sincero, me fajaron y me quede solo como perro malo. Desde tu vanidad y tu torre de cristal nunca viste como sangraban mis ojos, nunca te importe.

Una noche me hice presente, acompañado de la banda y embriagado de amor. Loca, estoy acá, y es por vos. Tus guardaespaldas me quisieron rajar, pero volví y tatué en tu pared lo que sentía por vos. No, la falopa no tuvo nada que ver, era amor lo que tenia, amor por vos. Perra, me dejaste para irte a franelear con los machitos de turno, que lastima tenias potencial.

Los que me acusaban de pendenciero hoy se volvieron consumidores y andan reclamando su ración en cada esquina. Yo crecí, me hice mas sabio y menos bocón, ahora escucho lo que los otros tienen para decir, encontré un lugar y me siento cómodo. No te preocupes no te voy a ir a buscar, ahora soy un chico bueno que cada tanto vuelve a derrapar.

Ella es quien me sana de noche.

Los Saluda.

Pat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario