miércoles, enero 12, 2011

Fantasear.


Todas las veces que pase por esa calle voy a repetir lo mismo: Si, ahí es donde vivía este pibe con el que vos... ese ya sabes.-
Ya se que el amor es mas fuerte, pero la imagen de ustedes dos practicando el amor es insuperable. Creo que se aviva más por el hecho de que al flaco no lo conozco y lo rastree por todas las redes sociales para verle un blanco del ojo y así fantasear más. Es algo muy perverso, pero déjame decirte que soy el más pervertido de todos en el arte de celar. Todos tenemos un pasado, error, todos tenemos un pasado repleto de garches indeseados. Aunque no quieras hablar de eso yo me lo imagino y cada loco con el que estuviste seguro era un semental. No te compares grita la conciencia pero es imposible. Cada vez que pase por Av. los Incas lo voy a decir, acá es la casa donde vivía....

La semana pego un salto, ayer no paso nada o por lo menos no registre nada de lo que paso. Por eso la noche del martes se presento tan anormal como viene siendo últimamente. Pongo las botellitas en el freezer y espero que me toquen timbre para empezar el carioca. Para amenizar la espera escucho a una chica que canta sobre amores que se van y veranos en Costa Rica aspirando cocaína. La tarde esta eléctrica, repleta de nubes negras que amenazan con descargar sus gotas sobre nosotros. El escenario es hermoso, como a punto de estallar. Levanto la persiana (mentira es un toldo pero como detesto esa palabra me miento un poco) y dejo que la energia que dispara la tarde invada el living. Ahora me siento un poco mejor, no soy el único solo de Buenos Aires que canta para olvidar.

Tengo invitados y están ansiosos por encender ese humito. Pongo un disquito de fondo para calmar a las bestias. En un instante la habitación se llena de magia y los pulmones se hinchan de estupor. Es la calma que te deja inmóvil, atento y con los ojos llenos de derrames. El afuera esta inquieto y se presenta inestable, el teléfono no para de llamar y mi cabeza late a mil. Los fantasmas no volvieron pero están al acecho, como siempre. Descargamos la emoción con unas canciones tocadas a dúo con dos guitarritas. Se cuelan melodías conocidas y desde la barra improvisa un canto amorfo. Por lo bajo le digo que canta bien, pero no le gusta, no quiere, su época de gloria ya paso. Jack Johnson es nuestro invitado de honor, lo desarmamos y jugamos ser Gilmore y Waters. Por un rato el sonido es hipnótico, escucho cada cuerda rebotar en mi cabeza. Basta, necesito alimentar el ego, grabemos esto.

Alguien tuvo una idea brillante; Bowling. El espanto de vivir tiene nombre y es ese ¿deporte? Igual uno la mueve bastante, esta claro que lo frecuenta seguido pero no lo dice, esconde sus aptitudes. Birrita a la una, dos, tres y el desempate se lo lleva el deforme que lleva zapatos, medias alquiladas y pantalón corto. Un escándalo.

Llegando a medianoche la voracidad no se puede disimular y sale la recorrida para saciar el hambre.

-Dame 3 de esos, y pan mucho pan. 3 cocas, la mía light porque me gusta mas, y hielo mucho hielo. El mejor lugar uruguayo de Buenos Aires, o al menos eso dice la crítica. El lugar esta cuasi-vacio y en 5 minutos tenemos el plato en la mesa. El lungo de medias y zapatos quedo encantado con el lugar, creo que pronto vamos a volver, la propina corre por su cuenta.

Al salir el auto espera en la puerta, con el apetito apagado por un rato el camino a casa solo tiene una meta, encontrar a tu amor para una jugarreta nocturna, abracitos y hasta mañana. O por lo menos eso es lo que quisiera, pero hoy no va a poder ser. Me deja en la puerta, me despido y lo de siempre, el labrador me recibe con la lengua colgando y su cola que no para de girar. Chau loco le digo, te veo mañana. El labrador entiende y se va a dormir también.

Sos todo lo que necesito, (o algo así).

Los Saluda.

Pat.

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