jueves, diciembre 30, 2010

Yo lobo.

Cuando caen las 18hs soy lobo. Un rato mas tarde caen las otras fieras con el botín. Nos dispersamos un rato chapoteando mientras recreamos viejas anécdotas adolescentes. Mientras enfriamos el gargero con una birrita, el sol se esconde detrás de los edificios que nos rodean. Es verano, hace calor, pero el viento que corre en la terraza hace erizar los pezones. El mío no, esta feo me dice uno de los locos que vino de visita. Ensayamos un secado rápido y bajamos al 4.

A la tarde fui a buscar los dos packs de 24 budweiser que compre con el descuento de una promo. No son tantas si pensamos que el verano dura 3 meses. Por ahí me alcanza para una semana, o tal vez una quincena, eso depende de las visitas que tenga.

Subo un par al freezer para que queden a punto.

-Armate uno dice el. El otro no le contesta pero responde a las demandas.

El primero me da tos, mucha tos. Casi me deja un agujero en el pecho. Necesito un poco de agua para sacarme la carraspera. Esto te deja pelotudo le digo. El otro agarra la guitarra y se pone a tocar con los dedos. En este tiempo aprendió y la mueve bastante. Toca unos temitas tranquilos y me gusta. La porquería se acaba y traigo una latas frías que tenia enfriándose de antes. El guitarrero quiere tocar, conecto la eléctrica, le cuelgo la correa y se la alcanzo. Yo toco el teclado, improviso unos ritmos con poca gracia. Vamos a tocar unas cumbias. Cambiamos de instrumento y me quedo con la criolla. Un par de vueltas para encontrar la sintonía y vamos, sale la improvisación. Por momentos me hace acordar a Onda Vaga, esta bueno, me gusta y nos dejamos llevar. El tercero grita que esta genial. Seguimos un rato mas y terminamos con un final apoteótico con bombos y platillos.

Traigo las botellitas que estaban en el freezer. Uno pregunta a donde vamos. El otro dice al centro Hippie. Todos concordamos que tenemos hambre. Son como las 23hs y el bajón pide revancha. Vamos al tenedor libre, les digo. Uno me banca y se emociona. El otro acepta pero quiere fumar. Bueno dale, pero después vamos.

La puerta del lugar esta iluminada y nuestros ojos achinados por el sueño no disimulan. Entramos y pedimos una mesa, el chino nos dice que esperemos 5 minutos. En la espera rogamos porque nos toque una mesa del fondo mientras leemos un folleto para ver que vamos a comer.

Ya esta, podemos pasar. El chino nos lleva hasta una mesa del fondo. Al lado nuestro hay un cumpleaños y la gente es muy bizarra. Una señora pelirroja no para de cantar el feliz cumpleaños y lo improvisa en diferentes idiomas y tonalidades.

Vamos en busca del primer plato, es una entrada abundante llena de fiambre y mariscos. El plato desborda pero no importa hay hambre. Yo tomo coca light, con hielo pero la cuido para después. El segundo plato mezcla todavía mas sabores, quiero cosas frías, sigo con mas mariscos y ensalada. Ya voy sintiendo el impacto. Me levanto y voy a la parrilla, en realidad no quiero nada pero igual me llevo una porción. No estaba buena, asíque la mitad se la dejo al mozo. Los otros locos quieren pasta. No, no puedo mas les digo. Uno trae un plato de ñoquis con salsa rosa para compartir. Como 3 ñoquis y paso. Basta, ya estoy bien. El postre es un helado con cristalitos de hielo que tiene poco gusto, lo bueno es la opera que le incrusto en el centro de la frutilla. Pagamos la cuenta y nos vamos, cuesta caminar y hace calor.

Uno de los locos tiene auto y me acerca hasta casa. Nos despedimos porque se va a pasar el año nuevo a Córdoba pero antes quedamos en vernos el lunes en la bomba.

Ya en casa molesto un rato al labrador que siempre esta dispuesto y me dejo increpar por el cansancio. La sed la corto con un litro de agua y dejo la botella durmiendo al costado de la cama por las dudas, siempre por las dudas.

Fue un buen fin de año.

Los Saluda.

Pat.

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