martes, diciembre 21, 2010

La Bomba.


Un lunes en la jerga occidental es sinónimo de mal humor, somnolencia, personas irritables, inflamables y un sinnúmero de cosas más. Bueno, todo es así hasta que te pones a pensar que lo que pasa a tu alrededor es una consecuencia de tus propias decisiones, buenas o malas.

Hola, Pat, Venís a la Bomba?
-Si, estoy.
-Te veo allá.
-Perfecto.

Nuevamente el auto es el vehiculo destinado a trasladarnos por las calles Porteñas, que rondando las 19hs se vuelven un tanto caóticas. El Abasto se torna un lugar complicado cuando empieza a caer la noche y las gorras empiezan a poblar la estación. No hay problema, conozco el camino.

El sol todavía destila su luz contra los caminantes que se acercan al predio. Abundan las bermudas, las musculosas y las ojotas, todo con un aire medio hippon y pose relajada. Se respira camaradería y buena onda. En la fila para entrar aparece el cuarto en discordia; listo estamos todos, podemos entrar. Algunos locos con tupper en mano ofrecen su "torta magica" y sus "brownies caseros". No gracias, yo ya merendé, y a parte con este calor no me como un panqueque de dulce de leche ni en pedo. No te lo bajo con nada, le digo a una de las locas que se hizo presente.
El ruido de tambores se escucha desde el interior del lugar. Al aire libre y con el sol que cae el escenario es perfecto, sobre todo teniendo en cuenta que el eclipse lunar esta al acecho.

-Que calor, vamos por una jarrita. Esos vasos grandes de plástico que cargan como 1 lt de cerveza, o de fernet según la ocasión. Cerveza para cuatro gracias. La idea es compartir dos en 4 vasos para que no se calienten. De pronto se presenta un intruso que rompe con la tranquilidad. Esta al acecho pero no la vemos, solo esta ahí revoloteando con su presencia. Nos corremos a un costado y bajo un manto de escaleras naranjas el humo se hace presente y arranca el boca en boca. Mira, tenes que hacer así, ¿ves como tira? intenta explicar uno de los participantes de la ronda. La risa se propaga por el lugar y la ronda ahora es un círculo vicioso de palabras y comentarios que poco tienen de coherencia. Los ojos achinados invitan a ponerse alerta. Tengo la boca seca, muy seca, como en esa película que Jim Carrey es policía y se le seca la boca.

Dame un trago, lo tomo y esta caliente. Queda el fondito nada más y una mezcla de sabores se hacen presente. Emprendo la retirada hacia atrás, le tengo miedo a eso que te come la cabeza y te pone paranoico. Voy al baño, me mojo la cabeza, una vez, y otra vez. El movimiento es un tanto obsesivo pero me pone en sintonía conmigo mismo otra vez. Todo pareciera estar en calma. Miro mi reflejo en el espejo y soy yo, o algo parecido. Me toco la cara y vuelvo a sentir algo, amor, nostalgia, alegría... si alegría.

Me incorporo nuevamente a la ronda, estoy bien, tengo el amor y soy feliz. No, no entiendo, ¿que decís? Tengo sed, voy en busca de las dos que faltan. Si, esta buenísima, esta fría, me relaja y me reconforta. Nos movemos por entre medio de la gente y armamos una caravana, nos hacemos espacio de cara al escenario y ahí nos quedamos. Una sinfonía de sonidos eufóricos se mezclan y me transportan a otro lugar. De fondo improviso una guitarra y se la canto al oído a quien esta a mi derecha. Me imagino una guitarra que suena así le digo. El propone juntarnos a tocar, una guitarra, un teclado y un rayador. El loco tiene un rayador que trajo de un viaje de Gualeguaychu. Si le digo, me gusta, toquemos unas cumbitas.
La noche cae sobre el predio y la música se empieza a disipar. El show termino, la gente emprende la retirada y nosotros dubitamos unos segundos. El auto esta a la vuelta les digo. Cruzamos la calle y de pronto nos vimos frente al bronx. En la vereda sentados en unas sillas un grupo de Afro-americanos hacían el aguante en la calle. Por un momento fue irreal, como si ese lugar realmente no existiera.
La vuelta como siempre, un camino equivocado y terminar en un destino errado. No importa, uno de los viajantes conoce el camino. Todo derecho y estamos. Efectivamente así era. El resto de la historia lo de siempre, matar el hambre en algún lugar de Buenos Aires, pagar la cuenta, regresar al hogar y listo, chau hasta mañana. Fue un buen lunes.

El cambio de perspectiva amerita nuevos caminos.

Los Saluda.

Pat.

1 comentario:

  1. Ayer moría por ver a Pablito Lescano con su organito tirando magia. Faltó eso y era completísima! Me había olvidado del Bronx!

    Muy bueno Patri

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