Al parecer llueve sale el sol, llueve sale el sol, llueve sale el sol. Buenos Aires hierve al ritmo de polleras y paraguas, de pilotos y musculosas. Tan irreverente es este Diciembre que me pone a prueba y me desafía a que le juegue un tirito mas. Yo lo miro, de reojo para que no me saque la ficha y busco las armas dentro de mí para hacerle frente a esta ciudad reventada y pervertida. En el fondo las bestias gritan y se ponen a tono con la emoción; hay que echarles vino grita uno desaforado desde la esquina. Vino con soda, hielo, y algún pan duro que calme el hambre. La ansiedad esta por comenzar porque la tarde esta por caer. Se prende la ilusión porque es viernes y mi estado se acelera al ritmo de la cumbia del corazón. Baila negrita baila que el corazón quiere seguir tu ritmo de fiesta. Ella es quien me salva, la que a la noche me abraza y no me deja morir, quien me reconforta cuando esos fantasmas acechan otra vez. Viernes, no seas tan cruel y regalame algo de tu hospitalidad, al final somos cómplices, vos me necesitas tanto como yo a vos.
Se me acaba el tiempo y el sol se esconde en el ocaso.
Será hasta la próxima.
Los Saluda.
Pat.
¡pero que lindo!
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