El pibe en el fondo quería salir a la calle a plantar la bandera de la revolución. Adentro siempre sintió ese impulso socialista de enfrentarse a la desigualdad enferma que promueve el mundo. Era guerrillero de ideas, y sus ganas de combatir al enemigo siempre le revolvían la cabeza.
Un día el pibe se saco el uniforme, corto sus jeans, se calzo la remera deshilachada y salio a la calle a buscar su destino. Pateo caminos traicioneros, durmió bajo el único reparo de la noche y las estrellas, curo sus heridas con sal y agua, armo su fusil y lavo las carnes con el barro de la batalla. El pibe fue en busca de su estrella buscando la respuesta a sus preguntas. El sol le curtió la piel y las astillas martillaron su paso en cada tramo del camino.
¡Lucha hermano, lucha por tus ideas y tus ganas locas de vivir!
A la noche brindó con vino y el pan se lo ofrendo a los pibes que jugaban descalzos en el barro. La barba crecida oculto sus rasgos y sus ojos brillosos y profundos buscaron en el horizonte el lugar donde habitaban sus sueños. Escalo la montaña y colgando un fusil en el hombro y en la mano una bandera roja grito ¡Viva la Revolución!
Nunca te olvides de vivir tu destino.
Los Saluda.
Pat.
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