jueves, abril 14, 2011

A mis 25.

Cuando me preguntan si creo en el para toda la vida yo les respondo que no, pero que me fascina la idea de saber que algo puede salir mal y eso es un verdadero acto de amor, llegar al final aun sabiendo que todo puede fallar.

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Tengo 25 años pero parece que ya viví dos vidas completas y aun tengo la certeza de que me quedan mil cosas por vivir y por aprender. Viví como quise, no me prive de probar lo que tuve ganas y salí a ver el mundo con mis propios ojos. Tuve el amor mas de una vez y lo perdí, sufrí, ame, llore, fui feliz y otras veces no. Todo me dejo algo y el rencor se transforma en palabras escritas en un cuaderno o en fragmentos de canciones inconclusas. Gracias por matarme aquella vez, ese fin de año cuando te fui a buscar y vos ya tenias otros planes. Intentamos regresar al amor pero no había puente que nos alcanzara, la ciudad nos había reventado.


Los bares traducen mi melancolía en etílicas frases y laberínticos argumentos. El otoño se hizo presente y yo me aleje de las esquinas buscando un refugio en un hogar que aun me es ajeno. Escucho voces que no son mías e intento traducirlas en relatos de mis personajes. Los fantasmas ya no me hablan, pero cada tanto se acercan para no perder la costumbre y yo empiezo con la rutina del paranoico. Hay que moverse sino la fatalidad nos envuelve.


Las canciones invaden el ambiente y mis oídos interpretan los sonidos tratando de encontrar respuestas en los cantautores. Me amigue con Paez, o por lo menos le devolvio un poco de calma a este desbordado corazón. Cada vez que Buenos Aires amanece lluvioso y el frió se hace presente vuelvo a despertar del letargo que dejo el fin del verano. Saquen los abrigos que necesito sentirme protegido.


Salgo a la calle con la guitarra en una mano y la sabiduría de la selva en la otra. Espero encontrarlos en algún lugar repitiendo el mismo estribillo una y otra vez. La ciudad es gigante pero nosotros sabemos en que lugar buscar, algún día volveremos persiguiendo aquel viejo sueño. Buena suerte compañeros.


Cargo en la espalda con una bolsa llena de recuerdos y frases atragantadas, me pesan pero no quiero soltarlas, será por eso que me cuesta tanto avanzar.


Vivo de lo que escribí en mis cuadernos tiempo atrás, hoy lo reescribo con los ojos de la experiencia.


Los Saluda.


Pat.

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