La mañana creativa, el atardecer ansiolitico. Una taza de cafe, una tostada de pan integral con queso blanco y unas frutillas pulidas por la primavera. Elegir el disco para escuchar, ordenar las canciones del itunes, armar listas para posibles actividades ("viaje", "lectura", "creativo", "caminata", "referencia") tener el Moleskine al lado con todas las anotaciones que uno va transcribiendo durante el día, leer unos fragmentos de escritos anteriores, leer la novela que esta en curso, tomar un descanso para mirar el mundo por la venta, y volver a escribir las sensaciones. Cada uno tiene su manera, a mi me funciona la nostalgia por la noche perdida, roto, alborotado y nervioso.
Ahora me acompañan unos auriculares que vinieron de regalo del ultimo viaje de la señora por India, Paris, Londres y etc etc etc. Si es sábado, y no quisiera estar en ningún otro lugar que no sea frente a las ideas desbordantes que me produce la verborragia cada vez que destapo una botella. Me cuido pero tengo tropiezos, creo que es natural en alguien que tiene tendencia a la sobredimension de las cosas. No hay libertad, ni aunque lo diga la Presidenta, ni el señor nos de una señal, no existe nada de eso pero al menos tenemos el consuelo de haber inventado la escritura, es lo que mas nos acerca a una estúpida forma de percibir la libertad. No hay forma en que no crea que todo esto es un sometimiento, ¿a quien quiero convencer? Los militantes se abocan a sus ideas creyendo que ese es su destino; el destino de las masas cosa que me resulta poco convincente pero si admirable y todo con el poder de las palabras y el autoconvencimiento, y claro el capital porque no hay forma de que todo esto suceda si elimináramos la mercancia. Pero claro los movimientos sociales panfletarios podrían armar una gran revuelta con solo mencionarla, pues bueno, no es verdad porque no la hay.
Sigamos dandole bola al amor que escribe mejores historias.
Los Saluda.
Pat.
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