viernes, julio 08, 2011

Lluvia de colores (?)

Abro la botella, lleno el vaso y me siento a escuchar un disco. Es el comienzo de la rutina del vagabundo porteño. Un acorde armónico suena desde algún disco de los Beatles, podría cantar cada una de sus letras, pero no, no las recuerdo por tanta porquería que me metí de chico y ahora no logro coordinar dos estrofas seguidas sin que la sinapsis de mi cerebro empiece a confundirse y entrar en corto. La situación es tan límite que me puedo perder horas en esa mítica sensación de bajar un vaso y sumergirme en los acordes que llegan a mis oídos. Cuando estoy a tono, me calzo las botas y salgo a patear la calle en busca de la emoción perdida que se esconde detrás de puertas blindadas en el Palermo más pirata. Como un león, como un cazador detrás de su presa voy al frente y te propongo batalla. Sabes que en el fondo estas sonriendo y te encantaría salir corriendo de la miseria cotidiana que te acorrala. Yo te lo propongo pero desde tu puta estructura cerebral te haces la coqueta y no queres caerte al barro otra vez. Miro, pero esta vez desde arriba y disfruto el desencaje que nos propuso el destino, cambie la ropa por una mucho mejor y ya no me lastiman los llamados a horas inexactas. Desfilo prendido fuego por los escaparates de la ciudad, la banda se presenta cada tanto para acercarme un trago o brindarme absoluta felicidad, somos colegas de la noche pero mucho mas oportunos a la mañana cuando los ojos rojos muestran su peor versión y hay que dar la cara ante el mundo.
Hablo en primera persona pero no se quien habla, la multiplicidad de personajes que conviven en este espacio es infinita, pero algo es cierto, en cada palabra hay algo de mi, algo de vos y algo de nosotros que pelea por permanecer. Hacete cargo y afronta la porquería que dejaste atrás tuyo, no basta con mirar al frente y comprometerse al amor, saquemos la basura que dejamos bajo la almohada y que nos incomoda para soñar.

Lo digo otra vez, si no te gusta mi forma de hablar me chupa un huevo, soy claro, consciente y despreocupado de lo que digo. A las cosas por su nombre y como soy un perdedor capitalizado me hago cargo de ser el que plante la bandera de la discordia.


En paz, sin violencia marxista nos vamos a entender, capisci (ok.)


P.

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