jueves, mayo 03, 2012

Entreacto.


"Entonces no dijo nada, dio media vuelta, se sonrió al voltearse y siguió su rumbo que la llevaba lejos de mi. Durante 2 años no supe nada de ella, a pesar de compartir la misma ciudad no tuve noticias sobre su paradero ni su estado sentimental. Mientras tanto empecé a salir con algunas amigas de mi época del colegio, nada formal, un par de noches de compañía que servian de excusa para destapar unas cuantas botellas de vino y no terminar abrazado a la nada idealizando con volver a sentir un poco del calor que nos da el fuego del amor pasional. Los inviernos fueron largos y las horas de oscuridad me dejaban un sentimiento de angustia que solo podía suplantarse por momentos de risa estupida provocada por el humo de algunas tucas, esas que raspan la garganta y te dejan una sensación de picazón en el pecho. Así y todo fuimos perfectos navegantes de la ciudad, a veces no recordaba hace cuantos días que estaba despierto, visitando fraternidades que abrazaran mi pesar y alivianaran el impacto. La seguía, de a ratos entre sueños y humores etílicos que depositaban toda su elegancia en las sabanas de alguna visitante de ocasión, me humillaba, pero era efectivo recordarla cada vez que se terminaba el acto, y así volvíamos una que otra vez a encontrarnos y darnos aliento, amor y esperanza..."

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