martes, julio 27, 2010

Entresueños.

Jenny le mostró el camino a su acompañante de ocasión y lo hizo esperar en la sala mientras ella se empolvaba la nariz. Frente al espejo del toilet contemplo su rostro, liso perfecto y juvenil. Hizo una pequeña mueca con su boca, se acomodo el vestido y salio al encuentro de su acompañante. El la esperaba tendido sobre un sillón rojo que prostituía la escena. Jenny se acerco con paso lento y provocador, mirando fijo a los ojos de su acompañante que ya sentía la sangre comenzar a fluir por toda su extensión. Se acerco hasta la esquina de la habitación, agarro dos vasos y sirvió un poco de vodka en cada uno. Sin apresurar su temperamento, entrego el vaso y en silencio pronuncio un brindis. Jenny coloco el vaso sobre una mesita color madera que estaba a los pies del sillón, acomodo su pelo detrás de la oreja y con su lengua recorrió sus labios. Encendió un cigarrillo, sintió como el humo invadia sus pulmones y luego cerro los ojos. Inclino la cabeza, largo el humo de su boca y se abalanzo sobre su compañero ahora devenido en amante. Introdujo la lengua en su boca y sintió como su corazón se aceleraba. Deslizo su mano y con suaves movimientos empezó a frotar la entrepierna de su amante. Se recostó sobre el sillón mientras su cuerpo era poseído y explorado. Se levanto el vestido dejando al descubierto su femineidad. Su amante respondió a la demanda y descendió hasta lo mas profundo clavando sus colmillos excitados. Todo su cuerpo se estremeció. Logro salir a salvo de ese elixir para introducir en su ser toda la humanidad de su compañero. Sintió como su interior se llenaba y como el fuego se iba apagando dejando dos cuerpos reposando en silencio. Logro respirar profundo y retirarse de la batalla. Se deshizo de la suciedad, cerró los ojos y se dejo atrapar por el sueño. La noche conquisto la habitación.

Jenny abrió los ojos sintiendo que nadaba entre jardines húmedos y aceite de semillas de lino. Su mano le rodeaba la entrepierna produciéndole sensaciones que le recorrían todo el cuerpo. Miró a su alrededor buscando la complicidad ajena. La cama estaba vacia. Cerró sus ojos tratando de recordar pero las imágenes se desvanecían. Su cuerpo, desnudo, permanecía húmedo y sudoroso debajo de las sabanas. No había rastros de suciedad.
Jenny apoyo la cabeza sobre la cama, cerro los ojos y empezó a pensar en un cuarto de hotel con un sillón rojo.


*Las palabras se materializan en lo que cada uno intuye como realidad. Todo lo demás es fantasía.


Los saluda.
Pat.

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